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Biografía de Sánkara (III)

Unidad de Tradición

Las biografías de Sankara normalmente comienzan con un solemne prólogo en un lugar más allá de este mundo, sobre la cumbre del monte Kailasa, sacro asilo de Siva en la profundidad del corazón de todos los seres… La escena es, por tanto, en Kailasa: allí Siva se asienta en el fulgor de su conciencia indivisa, en unión de amor con su potencia trascendente (Parasakti), Madre del mundo o Palabra creadora. En torno a Él, una nube de devotos le aclaman: los profetas inmortales (Rsi), los perfectos (Siddha), aquellos que se han identificado con Él hasta convertirse, de los otros, en “Él mismo” (Rudra), los servidores fieles que atormentan a sus enemigos.

Movido por las oraciones del profeta Narada, mensajero entre el mundo de los hombres y el mundo Divino, Brahma, el demiurgo que, siguiendo la orden de Siva, creó el universo, llega a Su presencia. Postrado, permanece mudo, arrebatado por la contemplación.

Invitado a hablar, Brahma pinta las condiciones del mundo con tintes sombríos: el
Kaliyuga, la edad de la decadencia y el dolor, actúa ya con toda su potencia corruptora: doctrinas erróneas predicadas por todas partes han ofuscado la verdad inmemorial de los Veda y el Vedanta en la conciencia de la mayoría y los hombres son arrastrados a realizar acciones malvadas, fuera del sendero de la rectitud (Dharma), pobres veletas atraídas por la llama terrible de los falsos placeres de la exterioridad. ¡Ha llegado el momento de mantener la promesa: descienda el Señor a Bharatavarsa, la tierra de la India, para restablecer la verdad pura del Advaita, fundando de nuevo en él el Dharma y concediendo a la humanidad un nuevo momento de luz!

Siva había asumido este empeño miles de años antes, en presencia de sus Potencias y de las formaciones divinas. Mas el descenso (
avatara) del Maestro de todos los seres debe ser preparado por otros descensos: la lucha contra las opiniones mentirosas con el fin de reafirmar la santidad de los Vedas será iniciada por el jefe de la armada celeste, Kumara, hijo del propio Siva, que nacerá como hombre en la persona de Humarila, haciéndose campeón de la escuela del pensamiento del Purvamimamsa. Indra, el rey de los dioses (deva), siempre preparado para luchar por la causa del derecho contra las fuerzas del mal, le dará el apoyo en el poder temporal, naciendo en la persona del raja Sudhanvabhuti. Para colaborar con Siva, necesitarán discípulos divinos que continúen la enseñanza entre los hombres: el propio Brahma nacerá como Mandana, y su esposa divina, Sarasvati, señora del saber, como dama mortal para que continúe estando cerca de él, conservando el mismo nombre; Visnu, principio de cohesión y de conservación del orden universal, descenderá entre los hombres en la persona de Sanandana. El señor del agua, Varuna, nacerá como Citsukha; el señor del fuego, Agni, como Anadagiri; el señor de los arias, Vayu, como Hastamalaka. También Mrtyu, la Muerte personaificada, y Yama, señor de los muertos, harán su propia contribución. El primero nacerá como Prthividhara; el segundo, como Visvarupa. Ambos estarán destinados a hacerse discípulos de Siva. Los papeles han sido asignados, los actores divinos se han colocado sus propias máscaras: todo está listo para que el protagonista haga acto de aparición y las vicisitudes puedan comenzar.


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